CASABLANCA

CASABLANCA
FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

viernes, 1 de abril de 2011

EL ÁNGEL PERDIDO

                                    OTRA DIMENSIÓN
Javier Sierra es a la literatura española lo que Julio Iglesias fue en su momento a la canción o lo que Bardem, Banderas y Penélope Cruz son en la actualidad al cine: triunfadores absolutos, artistas que han vivido la aventura americana y han sido capaces de seducir a su público y por ende al mundial. Nunca antes ningún otro escritor español, ni Blasco Ibáñez ni Pérez Reverte, por citar dos de los grandes nombres internacionales de nuestras letras, había logrado éxitos tan rotundos como el alcanzado por La cena secreta y el que ya está obteniendo su última novela, El ángel perdido (Planeta ha sacado una primera impresión de 200.000 ejemplares y en estos momentos ya se han efectuado otras dos más de 20.000 cada una).
Para entender este fenómeno y su proceso en su día a día es indispensable leer su artículo, significativamente titulado, “Diario de un escritor en las nubes”, publicado en la revista Turia (núm. 80, febrero 2007). En él nos describe la gira promocional de La cena secreta por Estados Unidos (más de 15.000 kilómetros, diez ciudades, treinta entrevistas en radio y televisión, conferencias, etc.), y nos explica las claves del éxito de una novela que se situó en la lista de best sellers del New York Times, encabezó la de más vendidos en Canadá, se tradujo a 36 idiomas, se publicó en 43 países y llegó a vender la escalofriante cifra de tres millones de ejemplares. Es otra dimensión, la dimensión de los superventas, del fenómeno editorial americano. Javier Sierra se ha situado a la altura del especialista Dan Brown, si bien en el mundo anglosajón se aprecia más la escritura del turolense como ejemplo de buena y seria literatura, con elogios tan rendidos como el siguiente presente en el Criticas Magazine: “Javier Sierra: Spain’s Greates Export Since Rioja.”
 En el citado artículo, confiesa que para “triunfar en Estados Unidos no debía explicar jamás el secreto del mural leonardesco, ¡debía compartir mi búsqueda de su sentido oculto!” Junto a esta reveladora afirmación, otro resorte para entender el secreto de su éxito lo encontramos en su sinceridad creativa, en su autenticidad y honestidad como escritor. Su Cena secreta, como señalara en su momento Tom Colchie,  “recoge una genuina búsqueda espiritual, un deseo de iluminación.” Pues bien, con su nueva obra, Javier Sierra ahonda en estos principios y lejos de dejarse llevar por el “camino fácil” y repetir fórmula con otra novela esotérica ambientada también en un enigma del arte, ha preferido arriesgar y reinventarse por completo, dedicándole a su público una historia radicalmente distinta, cuya elaboración le ha llevado siete años de trabajo, a lo largo de los cuales ha compartido –esto es absolutamente novedoso- con sus lectores sus investigaciones, haciéndoles de alguna manera partícipes de su búsqueda y de su elaboración, concediéndoles la posibilidad de vivir por sí mismos la aventura de sus personajes y comprobar in situ los escenarios en los que trascurre la acción, certificando personalmente la veracidad de los más mínimos detalles descritos. De esta forma, como en los restaurantes de lujo donde el cliente puede observar cómo se cocina su comida, el trabajo de documentación del escritor y la escritura de la novela se convierten en objetos de interés para el futuro lector. En este sentido, suponemos que la versión digital de la misma será novedosa e impactante, con múltiples posibilidades interactivas.
Para documentar El ángel perdido, Javier Sierra ha recorrido medio mundo: desde la Plaza del Obradoiro en Santiago de Compostela, pasando por la misteriosa “iglesia de la lápidas” de Noia, en la Costa da Morte gallega o Washington DC, hasta hollar la cumbre del monte Ararat, a la que subió acompañado por el legendario escalador César Pérez de Tudela y en la que encontró el marco ideal para cerrar de forma espectacular su obra. De todas esas experiencias vividas por el escritor en primera persona, más sus conocimientos sobre tecnología primitiva, ciencia de vanguardia, relatos ancestrales -El libro de Enoc y la Epopeya de Gilgamesh-, mitos y arquetipos, se compone esta trepidante novela de acción (la trama se desarrolla en tan solo 72 horas) e intriga (el desafío intelectual es un verdadero reto: hay abundante información histórica y, mucha más, parahistórica, pero sin llegar en ningún momento a abrumar al lector), salpimentada de forma magistral con otros ingredientes como son la reflexión, la pasión, la precisión descriptiva, etc.
Alternando dos voces narrativas, la omnisciente y la de Julia, la protagonista, con un estilo directo, claro, sencillo -sin retóricas vanas ni descripciones inútiles- y, sobre todo, muy visual, esencialmente cinematográfico (no nos extrañaría lo más mínimo que no tardando mucho tuviéramos película), Javier Sierra nos presenta el tema de la ancestral pretensión humana de comunicar con los seres superiores: las adamantas o piedras de Adán, magnéticas, “susurrantes” o como se las quiera llamar, son las encargadas de abrir esas vías de comunicación (el científico y nigromante John Dee, asesor de la reina Elizabeth de Inglaterra, logró un circuito de comunicación directa con la jerarquía angélica), convirtiéndose en las verdaderas protagonistas mudas de la narración, en un intento de dar respuesta a las preguntas eternas del hombre: de dónde venimos y hacia dónde vamos.
Para los aficionados al thriller esotérico y también para aquellos que quieran pasar un buen rato, leer El ángel perdido supondrá entrar en otra dimensión y un verdadero placer. Sin duda, disfrutarán.
JAVIER SIERRA, El ángel perdido, Barcelona, Planeta, 2011.




2 comentarios:

  1. Magnífico, muy útil y completo.

    ResponderEliminar
  2. Holaaa.Me gustaria ke hablaras de algun libro relacionado con la tauromaquia, no creo que sea una de tus aficiones pero espero que te hallas leido algun libro, en caso de que no te hallas leido ninguno te recomiendo Manolete: Vida de un torero que se convirtio en un mito y la biografia del niño de la estrella de Raul Monferrer.

    ResponderEliminar