CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

martes, 24 de mayo de 2011

BUÑUEL EN ANÉCDOTAS (I): LOS POBRES DE VIRIDIANA



   ¿Cuántos mendigos hay en el fotograma? Efectívamente, los doce apóstoles más el ciego Amalio (JoséCalvo), en su papel de Jesucristo en el centro, y Enedina (Lola Gaos), que ejerce de fotógrafa, sumarían catorce; sin embargo, si se mira con atención la película en ningún momento podremos volver a contar ese número de mendigos (como máximo llegamos a ver nueve), pues esta escena, como él mismo reconoció, es improvisada y tuvo que buscar en el momento de su realización a varios extras más para completar el grupo. Cuenten, cuenten los mendigos de Viridiana en su próxima revisión del film y descubrirán que la escena más famosa fue fruto de la genialidad de un instante o de algo premeditado con antelación, pero que en modo alguno, por razones obvias de censura, podía anticipar en el guión. Pero dejemos hablar a Juan Antonio Bardem, que vivió en primera persona el montaje de la película y sus avatares posteriores: "En la primavera de 1961, la película Viridiana ya estaba rodada y montada. Fue entonces cuando Uninci tuvo que hacer una proyección del copión de trabajo de la película. Allí sí estuve yo, en tanto que presidente del Consejo de Administración de Uninci. La proyección se hizo en los Estudios CEA, que disponían de un sistema "interlock". Es decir, un proyector para la imagen (copión de trabajo) y otro proyector sincrónico con el primero, para la banda de diálogos. Esa proyección se hacía para dos grupos diferentes: uno era la Junta de Censura y el otro UniEspaña, donde estaban agrupados y representados los Productores Cinematográficos Españoles.

El objetivo de Uninci con la Junta de Censura consistía en solicitar un consentimiento para poder sacar de España con destino a París el material necesario para realizar allí las mezclas de sonido y el tiraje de una copia "stándard" (eso entonces era una práctica habitual en el cine español. Los laboratorios franceses estaban incomparablemente mejor preparados para esos menesteres). Para eludir cualquier problema nosotros quitamos de ese copión dos planos: 1) el plano de la navajita crucifijo y 2) el plano de Lola Gaos levantándose las faldas y "fotografiando" la "última cena" de los mendigos.

Los censores querían saber qué música iba a acompañar las escenas del aquelarre final. Aun sabiendo que íbamos a poner el Mesías de Häendel, yo les convencí de que Buñuel no apreciaba en absoluto la música en sus películas y que a lo sumo pondría los tambores de su Calanda natal. El objetivo de Uninci y UniEspaña al hacer esa proyección también era obtener su visto bueno para que Viridiana concurriera oficialmente en representación del cine español en el inmediato Festival Internacional de Cannes (mayo de 1961). La contestación de UniEspaña, es decir de los productores españoles, fue la siguiente: (Sic) "La película no reúne las suficientes calidades técnicas y artísticas para representar a España en el Festival de Cannes". Unos años después, y cuando ya estábamos en plena "guerra Viridiana" con el Ministerio, Uninci quiso obtener una copia del acta de esa reunión de UniEspaña, pero el acta había desaparecido. Sin embargo, yo estuve allí y sé el nombre y la condición de los componentes de esa Junta de Productores. (En realidad, en Viridiana y Buñuel pasa un poco como con la democracia española: después de la desaparición del dictador, aquí todo el mundo es demócrata de toda la vida. Todo el mundo es ahora "buñuelista"). Bastaría un mínimo trabajo de investigación periodística y recoger ahora lo que dijo la crítica cinematográfica española con ocasión de la proyección de Viridiana en el Festival de Cannes. Porque sí fuimos a Cannes. El entonces director del Festival, M. Fabre Le Bret, invitó oficialmente a Viridiana como representación española. Viridiana ganó la Palma de Oro, ex aequo con la película francesa Une si longue absence, de Henri Colpi. Don José María Muñoz Fontán cumplió con su deber y subió a recoger el premio. Veinticuatro horas después, en la frontera de Irún, un "motorista" le entregó su dimisión fulminante. ¿Qué había pasado? Pues sencillamente que "L'Observatore Romano", la voz de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, había publicado al día siguiente de la proyección y del premio, una editorial que decía: (sic) "¿Cómo es posible que la católica España y la católica Polonia hayan presentado en el último Festival de Cannes dos películas tan blasfemas como Viridiana y Sor Juana de los Ángeles?" Para saber más al respecto ver EL CULTURAL

Por cierto,  el actor que hace de leproso era un mendigo de verdad que Buñuel contrató obligando al productor a pagarle el mismo salario que al resto de sus compañeros, cuestión que originó más de algún importante cabreo del realizador calandino, pues en principio se negaron a cumplir con su justa pretensión. De igual forma, los trajes que visten los actores son reales, quiero decir, comprados ex profeso a mendigos auténticos.


1 comentario:

  1. Vi la pelicula otra vez hace poco, a raiz del artículo que hicimos sobre las relaciones del cine de Buñuel y las novelas de Galdos. Me volvio a fascinar la reinterpretacion de Halma, continuación de Nazarín.

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