CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

miércoles, 27 de junio de 2012

ALFONSO ZAPATER. EL ETERNO APRENDIZ (XIII). NOVELISTA.

En 1992, Alfonso Zapater publicó su novela La ciudad infinita (Zaragoza, Mira).Se trata de una novela urbana, caleidoscópica, comprometida, de crítica social, implacable con la burguesía, en la que se denuncia la existencia en las ciudades de un ámbito marginal, de una capa social oculta y relegada, si bien la obra está recorrida de un humor constante desdramatizador. Escrita con un lenguaje sencillo. Como aconsejaba Celaya, Zapater escribe “como quien respira”. El protagonista es colectivo, de temática urbana. Con los característicos personajes representativos de su clase o grupo social, no hay argumento propiamente dicho, pues se disuelve en las peripecias de su acontecer diario: Felipe el Patapalo, Nicasio, Agustín Méndez el Poeta, Jorge Bescós el Galaxias, Dolores Velasco Heredia, la Pitonisa, etc., toda una caterva de pobres, menesterosos, putas, videntes, tullidos, en definitiva, una troupe de personajes alucinados, con su particular idiosincrasia  cultural, filosófica, de vida, etc., empeñados en crear un sindicato, el SILIPOPE –Sindicato Libre de Pobres de Pedir-, que defienda sus derechos como mendicantes y los reconozca como clase; sin embargo, a lo largo de la novela no consiguen nada, tan sólo ser el centro de atención, de sospechas de la desaparición de dos niños, que luego uno de ellos, Agapito, encuentra, así como también ser los máximos sospechosos de toda una serie de incendios de entidades bancarias que se están produciendo en la ciudad. Esta serie de incendios, parece ser que causados por el Sardineta, un pobre justiciero que atenta contra un capitalismo injusto, que no solo los mantiene en una situación inaceptable, sino que también los considera sospechosos de todo tipo de males. Junto con el realismo (son muy importantes las descripciones, en especial de lugares, calles, bares, locales de alterne, ríos, puentes, etc. de Zaragoza, que se convierte de esta forma en la gran protagonista), presenta otro nivel de lectura simbólico, así los ataques incendiarios o incluso el final, la muerte y entierro del Poeta., tienen una lectura más trascendente.

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