CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

miércoles, 14 de agosto de 2013

PEDRO SAPUTO, HÉROE MÍTICO: NACIMIENTO SOBRENATURAL

   

Foz toma a su protagonista del acervo popular y lo sitúa en un paisaje real y próximo al lector. Desde el comienzo de la obra va introduciendo una serie de elementos míticos que transforman tanto al protagonista como a su entorno, situando la acción bajo unas coordenadas temporales difusas, de manera que logra dar al relato una grandeza y una proyección simbólica que la materia en sí no tiene.
   Braulio Foz construye un arquetipo al que también, en numerosos casos, aplica narraciones arquetípicas, y con toda serie de elementos, folklore, mito y paisaje, logra una novela estructurada con pretensiones realistas, pero que es algo más; quizá sea ese realismo mágico con el que algunos estudiosos la han emparentado (Sergio Beser). Revitaliza al personaje devolviéndolo al folklore con energías renovadas, continuando el mecanismo acumulativo antes citado fuera ya de la obra, generando nuevas anécdotas e historias en las que él será, ya no tanto el zafio Pedro Saputo, sino el sabio, de esta manera el pueblo lo engrandecerá hasta convertirlo en un claro exponente de sabiduría, en un auténtico héroe mítico.
   Pedro Saputo es un héroe a medio camino entre el héroe clásico y el moderno, y el viaje se constituye en motivo central sobre el que se estructura la aventura del protagonista.
   Como todo héroe clásico, su nacimiento se localiza con precisión: "En la villa de Almudévar, tres leguas de la famosa ciudad de Huesca, en la carretera de Zaragoza, nació Pedro Saputo". Esta realidad externa concreta pronto comienza a difuminarse y a dar paso a la creación  mítica, acto seguido añade que nació de una virgen o doncella"; es decir, estamos ante la figura tipo de la virgen madre. Pedro Saputo nace sin padre conocido y en ningún momento se menciona la intervención física de hombre alguno, sólo se nos dice que "cuando menos se cataban en el lugar amaneció de seis meses...", y las preguntas de la gente sobre quién era el padre siempre recibían la misma respuesta: "por ahora mío y de Dios". Estamos ante una segunda figura-tipo, la del niño divino.
   Este nacimiento, socialmente irregular, no debe hacernos pensar en una posible filiación picaresca del héroe, todo lo contrario, con él se tenderá a un mayor encumbramiento de las gracias y méritos de la madre y de su hijo.
   Evidentemente Pedro Saputo tiene padre, y siguiendo los postulados de Lord Raglan para la conformación del héroe, "his father is a king", bueno, no tanto como un rey, es un caballero importante de Aragón.
   El nacimiento está rodeado de un halo de maravilla y misterio, logrados mediante la profecía de la gitana, profecía que no se olvida y que termina cumpliéndose. Momento a partir del cual se sucederán todas las desgracias: desaparece Pedro Saputo, muere Morfina, Juanita y también los padres; es el fin de la novela, la profecía se ha cumplido.

   Foz comienza a crear su épica, su universo mítico propio, esboza un nacimiento sobrenatural para su héroe y desde ese momento su presencia trastocará una realidad externa inmediata que confiere veracidad a lo narrado, la difuminará construyendo una realidad mágica y mítica: "Pusiéronle por nombre Pedro, y no se habló en mucos días de otra cosa en el lugar".

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