CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

miércoles, 13 de mayo de 2015

DONOSO Y EL CINE. BUÑUEL Y EL LUGAR SIN LÍMITES: UNA RELACIÓN TORMENTOSA (V)

Donoso y el cine.
Esta entrada es parte de un artículo que se publicó en la REVISTA CABIRIA

DONOSO Y CARLOS FLORES

         La de Buñuel con El lugar sin límites no fue la única esperanza frustrada de Donoso con el cine, Anthony Quinn compró los derechos de Casa de Campo, pero la película tampoco se llevó a efecto. Carlos Flores, al igual que el productor español de Tristana, Eduardo Lurcay, pretendió adaptar Gaspar de la noche, una de las Tres novelitas burguesas. Si bien la decepción más grande, comparable a la vivida con Buñuel, la tuvo con Federico Fellini, quien estuvo interesado en El obsceno pájaro de la noche. Esta novela también suscitó la atención de Michelangelo Antonioni, que contactó con el chileno para decirle que si bien esa obra no entraba dentro de su línea cinematográfica, le interesaba mucho su estilo como escritor, por lo que al final la relación cuajó y le encargó un guión, pero los desencuentros de Donoso con el cine se estaban convirtiendo en “un lugar sin límites”, tras comenzar a escribir, Donoso comprendió que no estaba escribiendo un guión, sino una novela, por lo que llamó a Antonioni y le informó que no podía cumplir con el encargo. Cuatro años más tarde estaba lista su magnífica Casa de campo.
         Como guionista, Donoso también escribió un curioso guión sobre los últimos días de Rimbaud en África como traficante de armas. Lo escribió junto con Leonard Schrader (guionista de Mishima y El beso de la mujer araña) que a punto estuvo de materializarse en una comedia musical protagonizada por la cantante Patti Smith, propuesta a la que Donoso contestó, “hagan lo que quieran, pero sin mí”. Al final tampoco se hizo nada. 
CARLOS FLORES Y EL EQUIPO DE RODAJE
 DE PEPE DONOSO 
 
         Mayor fortuna ha tenido la trayectoria vital y profesional de Donoso, objeto de varios documentales: Pepe Donoso (ver REVISTA DE LITERATURA: "CUANDO DONOSO VOLVIÓ A CHILE") y Donoso por Donoso, ambos de Carlos Flores; Encuentro con José Donoso, de Benjamín Galemiri.
         El escritor chileno siempre tuvo veleidades cinematográficas como realizador y llegó incluso a dirigir en 1979 su propio documental sobre la estancia de Picasso en Horta de San Juan, pueblo vecino a Calaceite, donde pintó su cuadro Fábrica en 1909. Su hija recoge este recuerdo de la siguiente manera:
         “Para esta nueva aventura, que lo tenía feliz, se trasladará todo el equipo de filmación a Calaceite por unos diez días. Le entusiasma la idea y tiene pensado otros cortos más: La huella de los Antoninos en España (donde nacieron, qué dejaron Adriano, Trajano, Marco Aurelio y Antonino Pío); otro, algo más popular, sobre Manuel de Falla y Granada; uno del retrato de Goya del duque de Osuna; otro de Rilke en Ronda, sobre Hemingway y los toros; sobre Gerald Brennan en La Alpujarra, sobre los teatros del Siglo de Oro en Madrid. En fin, el sueño de convertirse de repente en businessman. En este proyecto lo acompañan Luis Morales, Lorenzo Cebrián y Juan Ramón Silva, cineastas jóvenes que están formando una productora independiente.”

         El documental sí se llevó a cabo y Donoso quedó tan satisfecho de la experiencia que afirmó feliz: “-De ahora en adelante me dedico al cine, y lo digo en serío.” Parece ser que al final este trabajo no llegó a montarse.
         El encuentro más fructífero de Donoso con el séptimo arte se produjo en las colaboraciones que mantuvo con el director chileno Silvio Caiozzi, si bien debemos precisar que el primer trabajo conjunto fue un verdadero fracaso, nos referimos a Historia de un roble solo (1982), un video basado en un relato de Donoso. Le siguió una adaptación de Sueños de mala muerte, una de las novelas breves contenidas en Cuatro para Delfina, una colección de narraciones cortas dedicadas a su amiga de la adolescencia, la actriz, Delfina Guzmán, quien sería la protagonista del film.
         Mejor suerte corrió el guión escrito a la limón por Caiozzi y Donoso, La luna en el espejo (1990), bien acogida por el publico y merecedora del premio a la mejor actriz –Gloria Münchmeyer- en el Festival de Cine de Venecia y el de mejor actor –Rafael Benavente- en el de la Habana.
         Coronación fue la primera novela que escribió Donoso y también fue la primera en ser adaptada. El mejicano  Sergio Olhovit firmó una tan floja versión en 1976, que llevó a Carlos Fuentes a afirmar que se trataba de la peor película que se había hecho en su país. Sería en el año 2000, fallecido ya Donoso, cuando Caiozzi adaptara la novela de forma magistral.
         También en México se realizó una serie de televisión basada en Este domingo. Y en Chile, un grupo de estudiantes dirigió un video sobre el cuento Santelices.
         En la recta final de su vida, con la finalidad de pagar los gastos ocasionados por su enfermedad, Donoso comenzó a escribir para Televisa una teleserie que no llegó a concluir.


viernes, 1 de mayo de 2015

DONOSO Y EL CINE. BUÑUEL Y EL LUGAR SIN LÍMITES: UNA RELACIÓN TORMENTOSA (IV)

Buñuel, una profunda amistad interesada.
Buñuel, Donoso y su mujer, Mª Pilar, en su casa de Calaceite
Esta entrada forma parte de un artículo más amplio publicado en REVISTA CABIRIA

         La amistad de Donoso con Buñuel surgió de manera interesada a petición del escritor chileno, quien le escribió en los siguientes términos con la pretensión de que Buñuel llevara al cine alguna de sus novelas: “Me imagino que toda España estará persiguiéndolo, pero si tiene un momento libre, nada me gustaría más que pasar a saludarlo o que se viniera a tomar un vino conmigo, mi mujer y mi perro.”
         Parece ser que el escrito tuvo efecto y Buñuel lo visitó y se hicieron verdaderos amigos. El capítulo titulado “El toro de fuego (1972)”, que dedicó a Calaceite Mª Pilar en sus memorias, Los de entonces, es absolutamente delicioso, en él se habla por extenso de Luis Buñuel y de todos sus hermanos, afirmando que “si a alguien sentimos familia en España, fue a los Buñuel.” De la primera visita de Buñuel a su casa de Calaceite, recuerda que lo primero que le preguntó a su marido fue por el cura del pueblo. Donoso comprendió de inmediato lo que quería el realizador y le contestó: “Una lata: joven, moderno, viste ternos claros y hasta camisas deportivas, va a la plaza a conversar por las tardes, al bar con sus amigos y a bañarse al río con las familias del pueblo; simpático, pero una verdadera lata.” Respuesta que apostilla la esposa del novelista con enorme clarividencia: “Buñuel, y mi marido también, añoraban al cura de pueblo clásico, el de las películas de Luis y el que figuraría en las novelas de Pepe, de escribir él sobre algún pueblo de España algún día: gordo, viejo, con sotana lustrosa y manchada, lanzando anatemas contra la juventud que baila y las señoras que muestran sus carnes bañándose en el río. Nada más alejado de mosén Joaquín, risueño y complaciente.”
El lugar sin límites
         Lo cierto es que junto con esta profunda relación de amistad, el escritor chileno albergaba la explícita y manifestada esperanza de que Buñuel llevara al cine alguna de sus novelas. Primero fue El obsceno pájaro de la noche, más tarde, y en especial, El lugar sin límites. Sobre los derechos de esta obra, Donoso le escribió a Buñuel lo siguiente: “Yo sería capaz de aceptar lo que me propusieran.” Y  ya de broma, añadió: “Tengo que comunicarte que hoy me traen seis toneladas de leña. Son para hacer la fogata en que quemaré tu foto si no me haces la película: te mandaré las cenizas. También mandaré la cuenta de los psiquiatras míos, de mi mujer y de Pilarcita.”
         De alguna manera Buñuel tuvo la concesión de los derechos intelectuales para la realización cinematográfica de la novela durante varios años, pero  al final nunca la llevó a efecto, manteniendo durante demasiado tiempo abierta la posibilidad y la ilusión del novelista (parece ser que, cuando el escritor empezaba a inquietarse con el silencio de Buñuel, recibía una llamada telefónica del cineasta: “Creo que quiero que Jean Louis Barrault haga la Manuela. Anda a verlo y me dices”. Entonces Donoso hablaba con Barrault y el actor aceptaba y el escritor le hablaba al cineasta para comunicárselo y Buñuel respondía que había visto que últimamente Barrault estaba muy gordo y que mejor la Manuela tendría que hacerla Peter O’Toole; y así, a ese ritmo, durante  varios años) , quien contó en alguna ocasión que por esta razón su relación con el calandino se debatía entre el amor y el odio. A este respecto contaba con gracia no exenta de dolor, que a petición suya su mujer colgaba en el salón de su casa de Calaceite un retrato del director cada vez que este afirmaba que  iba a llevar al cine una de sus obras, en especial la novela citada, pero al enterarse de que se embarcaba en un nuevo rodaje de algún otro film, lo volvía de cara a la pared o lo retiraba. En ocasiones, la broma daba paso al reproche ácido y desesperado. Así en los intercambios epistolares con la editora y paño de lágrimas de los escritores del “boom”, Carmen Balcells, podemos leer quejas tan amargas como la siguiente de 1972: “Estoy muy pobre, más que nunca. Espero el dinero de Buñuel. Te quiero pedir el favor de que no me crobres de golpe la deuda …” En otra, tras explicar que ha recibido la visita de Buñuel, aclara dramáticamente que sus esperanzas se desvanecen: “Pero es imposible hablar de nada con él, por sordo y por fregado. Que sí… que no… que el aguardiente y el marrasquino, y nada. Quedamos en las mismas.”
         Mª Pilar Serrano recoge de la siguiente manera el momento en que supieron que Buñuel no filmaría la película. Se encontraba con Donoso y su hija pasando la Semana Santa en Calanda:
         “Y siguieron los tambores martillando, incesantes, recorriendo calles y plazuelas. Por la noche, durante la pausa de las 10, acudimos a comer la sopa de ajos y las morcillas y butifarras en casa de los Buñuel, la que compró el padre “indiano” a su vuelta, rico, de Cuba, para casarse con la belleza del pueblo, que lo esperó en Calanda. La casa queda en el centro mismo de la plaza principal, frente a la iglesia. Durante la cena otro mazazo, el más grande: ‘Tío Luis llega dentro de dos semanas a París; va a filmar El fantasma de la libertad con Silberman’, dijo Pedro Cristian, hijo de Conchita, sin darse cuenta lo que para nosotros significaban sus noticias.
         Hasta ese momento teníamos la esperanza de que Buñuel filmara El lugar sin límites de Pepe, cuya opción mantuvo, como nuestra esperanza, durante seis años, haciéndonos sufrir con sus altos y bajos de anuncios contradictorios. Me atraganté con el vino que en ese momento bebía, y al acompañar el sueño de mi hija, más tarde, en el dormitorio de Cuchicha, la hija de Leonardo, sentí que los tres mil tambores golpeaban sobre mi pobre cabeza gacha de desilusión.”


         Quizá Buñuel no fue el único culpable de la frustración de Donoso, tal vez la censura española no estaba del todo preparada para ver la firma de ambos genios en una película nacional, pues, tras la renuncia de Buñuel, una productora española se mostró también interesada en el proyecto bajo la dirección de Leopoldo Torre Nilsson y con Paco Rabal en el papel del camionero prostibulario. Fueron unas esperanzas efímeras, ya que finalmente tampoco se hizo.

         Al final, sería el escritor argentino Manuel Puig, quien en 1976, escribiera el guión de El lugar sin límites, que llevó al cine, al año siguiente, el discípulo mexicano de Buñuel, Arturo Ripstein. De esta forma, Donoso ponía fin a seis años de agónica espera.