CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

martes, 11 de julio de 2017

DE GENIOS Y GENIDALIDADES AMANTISTAS (IV)






La confabulación masónica.

La defensa que realizara Bretón de una ópera nacional autóctona y original de altos vuelos, alejada de los tópicos de siempre, cuyos máximos representantes eran, entre otros, Barbieri o Arrieta, más apegados a la realidad española y al género chico que ellos habían creado, implicó su enemistad y críticas adversas, hasta el punto de que su primera gran ópera, Gli Amanti di Teruel, que supuso una ruptura total -musical, escénica, técnica y de producción- con lo que se venía haciendo hasta ese momento, durmió el sueño de los justos en el cajón del Teatro Real durante más de cinco años, y eso, como el propio Bretón decía apesadumbrado, de que contaba con el apoyo explícito del mismo Alfonso XII. De hecho, la negativa de la empresa, apoyada en las maquinaciones de Arrieta y Barbieri, generó una gran polémica, que si bien retrasó el estreno, colocó la cuestión de la ópera nacional en el centro de los debates de la regeneración de la cultura española.

Por fin, se representó el 12 de febrero de 1889 en Madrid, con una entusiasta acogida de público y constituyó todo un hito para la música española. El éxito sin paliativos conseguido en el Gran Teatro del Liceo en el mes de mayo, conllevó una exitosa gira por los principales escenarios nacionales –Sevilla, Valladolid, Granada, Valencia, etc.- e internacionales -Viena, Praga, varias ciudades de Alemania, Buenos Aires, etc.- El propio Galdós, para quien Bretón era un “wagneriano”, llegó a considerarla lo mejor que hasta ese momento se había escrito por músicos españoles en “el género lírico serio”. A pesar de todo, sus recalcitrantes enemigos acusaron al compositor de masón y atribuyeron su éxito a una confabulación masónica.
Subo el preludio de la ópera. Una verdadera maravilla. Disfrutadlo.

 

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